Evangelio de san Juan 7, 1-2. 10. 25-30
“Yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía”. Y el Verdadero, el Señor, nos envía, porque lo conocemos, como Jesús de Nazaret conoce y habla de Dios Padre, habla desde la experiencia de hijo de Dios. El enviado es quien tiene conocimiento de Dios Padre, pero un conocimiento que no es teórico sino que es el fruto de sentirse de verdad hijo del Señor, conocimiento que nace de sentir al Señor presente en nuestra vida, fruto de una experiencia de encuentro con el Dios de la vida. Y ser enviados por el Señor dice que hemos acogido totalmente su proyecto, que acogemos su mensaje haciéndolo propio y encarnándolo en nuestras vidas. Y ser enviado es ponerse en camino, no quedarse estático en la fe ni la confesión de ella, es que en aquellos lugares donde se desenvuelve mi vida, comportarme como enviado, apóstol, portador de una buena noticia, dar testimonio. Y todo ello consecuencia de nuestro encuentro resucitador con el Dios de la vida.
FELIZ DÍA
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