“Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: -«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. La gracia del perdón debe ser algo permanente en la comunidad, la familia, no podemos ponerle barreras, no debemos ser obstáculos a la presencia y acción del Señor. Y verdad es que en ocasiones lo hacemos, cuando no perdonamos, cuando ofendemos, mentimos, etc., entonces es como si arrinconáramos al Señor y viviéramos al margen de Él, de su palabra. Dios Padre quiere estar, le gusta estar en medio de nosotros, nos enseña, educa y desea que todos sus hijos se lleven bien, que vivan en unidad y armonía; y cuando ésta se rompe por motivo que fuere, que su presencia nos recuerde siempre la gracia del perdón, una gracia no sólo para el perdonado sino y sobre todo para quien perdona, porque muestra que está en el camino de Dios y se parece al Padre creador.
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